Y ¿porque hacer una sesión post boda?

Post Boda: una segunda oportunidad para celebrar (y homenajear el vestido)

En el mundo anglosajón lo llaman Trash the Dress, pero nosotros preferimos darle un giro: en vez de "tirar a la basura" el vestido de novia, lo homenajeamos. Lo sacamos de nuevo al mundo, lo dejamos respirar, lo celebramos. Porque una prenda tan simbólica merece más que una sola aparición.

La sesión de post boda es, para nosotros, una oportunidad única. Ya sin los nervios del gran día, los novios están más relajados, conectados y con ganas de disfrutar. Y eso se nota. El ambiente se vuelve más íntimo, más libre, más auténtico. Sin horarios estrictos ni invitados esperando: solo ellos, su historia y la cámara como testigo.

Además, al no estar atados al timing del día de la boda, tenemos más margen para ser creativos. Podemos elegir una localización especial, jugar con la luz del atardecer o incluso improvisar sin prisas. Todo fluye mejor, y las imágenes que nacen de ese espacio de libertad suelen ser algunas de las más potentes y emotivas de todo el reportaje.

Creemos que el día de la boda está para vivirlo al máximo, para compartirlo con los seres queridos y dejarse llevar. Por eso, ofrecer una sesión de post boda es nuestra manera de quitar presión al gran día y, al mismo tiempo, regalar a los novios una experiencia única que suma a su historia.

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